De nuevo nos visita como autora invitada Marina Salinas. Esta vez nos trae un interesante artículo sobre los efectos que la pandemia ha tenido en un aspecto concreto de la economía como es la inflación.
Te dejo con ella.
Desde hace unas semanas la inflación se ha convertido en un asunto recurrente en la prensa económica, y no es para menos, dado que hacía décadas que la inflación había dejado de ser un problema en nuestro país y sólo se oía hablar de inflación alta en relación con países en vías de desarrollo, pero parece que eso se ha terminado, como saben todos los ciudadanos y especialmente aquellos que tienen una PYME.
Inflación en vez de deflación ¿realmente una consecuencia inesperada?
Para cualquiera que siga con un mínimo interés la prensa económica puede resultar sorprendente que en estos momentos una de las principales preocupaciones y fuente de titulares sea la alta inflación, no en balde desde finales del 2020 la preocupación principal de entidades como el BCE ha sido precisamente una inflación demasiado baja e incluso la deflación, y sin embargo en unos pocos meses la situación ha dado la vuelta totalmente, de tal forma que la inflación ha ido escalando en intensidad hasta tal punto que si en agosto ya era la más alta de la última década, en estos momentos ya es necesario retrotraerse casi tres décadas para encontrar una inflación más alta -en enero de 1992 la variación del IPC fue del seis por ciento y en octubre de este año ha sido del 5,4 por ciento– ¿Por qué ha ocurrido esto si el miedo era que ocurriese lo contrario?
Lo primero que hay que tener en cuenta es que estos últimos meses han estado luchando dos tendencias contrapuestas, por un lado durante la mayor parte del 2020 el consumo de las familias y PYMEs españolas se hundió por razones evidentes, lo que ha supuesto un empuje hacia abajo de la inflación, y por otro lado y a la par que se iban relajando las restricciones de la pandemia, se ha liberado el ahorro acumulado durante el confinamiento pero con la balanza oferta-demanda desbalanceada hacia el lado de la demanda, lo que ha hecho que aumente la inflación, lo que puede llevar a más de uno a preguntarse porque hay menos oferta cuando se había previsto que la demanda iba a desbocarse tras el confinamiento, hasta tal punto estaba claro que ya se hablaba de una repetición de los felices veinte del siglo pasado, una época caracterizada por un desenfreno materialista y consumista.
Lo cierto es que muchas empresas no han podido soportar el parón de la pandemia -según datos del INE en los primeros seis meses de pandemia cerraron más de 200.000 empresas, la mayoría PYMEs- y si después del confinamiento no existen ya no pueden absorber la demanda de bienes y servicios, lo cual contribuye a crezca la inflación al ser la oferta menor. Por otro lado los altos costes de la energía han encarecido los precios de la producción y del transporte, algo que en parte puede ser soportado por las empresas, pero que tarde o temprano repercutirá en la cesta de la compra del ciudadano, lo que por supuesto se suma a la baja oferta para hacer crecer los precios aún más. Además no debemos olvidar que el BCE y la Reserva Federal han aumentado sustancialmente la masa de sus respectivas monedas, y según estos nuevos euros o dólares se van filtrando hasta llegar en parte a los consumidores estos disponen de más dinero para gastar, lo cual supone que la demanda aumente aún más.
En definitiva, la post pandemia nos ha dejado la siguiente fórmula: ahorro histórico durante el confinamiento más aumento de la masa monetaria, frente a menos empresas para producir y aumento de los costes de producción debido al mayor precio de la energía, igual a inflación más alta.
Por último cabe destacar que este no ha sido el único cambio de tendencia en el marco macroeconómico de la eurozona, ya que además de la inflación la zona euro ha experimentado una caída de su moneda frente al dólar, algo que puede afectar de forma distinta a cada PYME dependiendo de si esta tiene parte de su actividad enfocada a la exportación o si depende de las importaciones para producir, ya que puede obligar a cambiar sus planes de futuro -adelantando o atrasando compraventas-, de igual forma que a un inversor que se dedique al trading de forex con un bróker online le obligará a replantearse sus estrategias a la hora de abrir posiciones -algo siempre arriesgado entre otras cosas por causa del apalancamiento que se utiliza- y alguien que acumule reservas de dólares puede plantearse si es buen momento para deshacerse de una parte para comprar euros o si es mejor esperar por si el euro cae más aún frente al dólar.