Forex es un mercado fácil de entender, pero extremadamente difícil de operar. La teoría se aprende en un tiempo relativamente corto, pero la práctica se adquiere con horas, días, meses y años de sufrimiento. Un sufrimiento que, en la mayoría de los casos, ni siquiera garantiza el éxito en el trading (ya sea a nivel amateur o profesional).
En este artículo elaborado por nuestra autora invitada María Salinas encontrarás unas ideas que te servirán para determinar con qué tipo de derivados te conviene invertir en este mercado.
Piensa en las ingentes masas oceánicas y las proezas llevadas a cabo por los primeros aventureros que desafiaron los límites del mundo conocido a las puertas de la era moderna. Magallanes o Colón son la prueba de que sí se puede vencer la inmensidad del océano. Lo mismo se podría decir de referentes en el mundo del Forex, como Soros o Taylor.
Ambos han demostrado que se puede vivir del mercado de divisas, ¿pero cómo? Soros, como Magallanes, es un experto en su materia. Ha desarrollado unas herramientas procedimentales e intelectuales específicas. En pocas palabras, se formó antes de operar e implementó una estrategia propia (y validada) antes de abrir su primera operación.
¿Y si no eres ni Magallanes ni Soros? En el primer caso, tendrás que dejar las vueltas al mundo para otra ocasión. En el segundo, es hora de tomar decisiones, analizando y pensando en las consecuencias. ¿Quieres generar beneficios en el mercado Forex? Comienza dando pequeños pasos, como elegir qué tipo de derivado vas a usar: ¿CFDs o futuros?
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Operar en Forex con CFDs
Sí, hay vida más allá de los contratos por diferencia. No lo parece porque la inmensa mayoría de los brókeres de Forex ofrecen exclusivamente (o como herramienta preferente) los CFDs. Curiosamente, los contratos por diferencia son extremadamente populares entre los minoristas, aunque sean más complejos y ‘peligrosos’ que los futuros.
Un CFD en manos de un experto es una joya, pero conviene que sepas qué estás manejando cuando todavía estás lejos de codearte con Soros. Obviamente, antes de decidir si vas a operar con CFDs o futuros, valora bien los disclaimers de los brókeres. Si nueve de cada diez traders pierde dinero con los CFDs, será por algo.
También es interesante saber de antemano que los CFDs son herramientas propias de los mercados OTC. Es decir, echa siempre un vistazo con quién te juegas los cuartos y asegúrate de que el operador que elijas esté regulado. Por no mencionar los conflictos de intereses que puedan surgir cuando confíes en un market maker.
Ten en cuenta que, al operar con CFDs a través de un bróker con mesa de dinero, el operador no envía las operaciones al mercado. Es decir, hace las veces de contraparte, y eso despierta muchas suspicacias entre los traders más desconfiados. En cualquier caso, se trata de una cuestión que se soluciona fácilmente.
Opera siempre con brókeres internacionales que destaquen por su transparencia y su liquidez, que estén controlados por organismos oficiales y, sobre todo, que ofrezcan un servicio de atención al cliente exquisito. Evidentemente, estas precauciones no te servirán de nada si no aprendes a manejar un CFD.
Para ello, empieza por desentrañar la naturaleza de un contrato por diferencia, que no es más que una herramienta sin fecha de caducidad. Un CFD no tiene vencimiento, permitiéndote mantener una operación abierta ad eternum. Esta propiedad, aporta la flexibilidad necesaria para exprimir las operaciones, pero es desastrosa en la mayoría de los casos.
Es habitual que un trader con poca formación y motivado por el ego no sepa cuándo cerrar una operación que no vence, incluso cuando ha hecho los deberes colocando sus stops de rigor. Lo mismo ocurre con esas operaciones que ‘van bien’ durante periodos interminables, haciendo pensar al trader que puede mantenerlas abiertas a largo plazo.
Salvo contadas excepciones, un CFD está pensado para abrir operaciones a corto plazo, ya que el coste añadido de los contratos por diferencia que se va acumulando cada jornada termina por afectar a la rentabilidad.
Operar en Forex con futuros
Los futuros son derivados, igual que los CFDs. Forman parte de la misma familia, pero presentan diferencias insalvables. Una de ellas, como ya hemos visto, es su temporalidad. Los futuros tienen una vida determinada, con una fecha de vencimiento impepinable. Esta condición también tiene sus desventajas, como la de no poder cerrar una operación antes del vencimiento por muy mal que te vaya.
Pero la mayor bondad de los futuros podría decirse que es su solera. Es una herramienta ’tradicional’ que, supuestamente, ya conocían los egipcios. Parece lógico pensar que se trata de un recurso usado en mercados regulados al 100%, y así es. En principio, es una garantía que no se asocia a los CFDs; aunque conviene recordar que, al final, lo más probable es que operes con futuros a través de un market maker.